Este viernes 27 de noviembre, los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, enviaron un mensaje con motivo al inicio del Tiempo de Adviento.
«¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación», Isaías 52, 7, abre el comunicado.
Alegres por el inicio de un nuevo Año Litúrgico, los obispos hacen un llamado de esperanza y motivan a los fieles a preparar la venida del Señor en cada una de sus vidas, en especial en un momento marcado por la crisis del COVID-19.
“Adviento es tiempo propicio para acrecentar nuestra esperanza y nuestra confianza en Dios. Es oportunidad para superar todo obstáculo que nos impida manifestar el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones. Es momento de promover la esperanza, de multiplicar la solidaridad y de consolidar la fraternidad”, señalan.
La preparación de las cuatro próximas semanas, anteceden la conmemoración «del acontecimiento que transformó la historia humana, y nos motiva a hacer conciencia de la oportunidad que se nos da para ser mejores, cambiar aquello que nos aparta del amor a Dios y del hermano», manifestaron.
Para los obispos, Adviento debe ser una experiencia profunda para despertar y prepararnos a recibir al que viene a salvarnos (cfr. Mateo 24, 42), «de reforzar nuestra espera y vigilancia ante el Señor».
Destacaron palabras de su Mensaje de la Asamblea Ordinaria CXX, en agosto, «estamos en la misma barca… venzamos la soledad, el aislamiento, la indiferencia que también nos enferma. Promovamos espacios de encuentro, nuevas formas de fraternidad, de hospitalidad, expresiones creativas del cariño».
El llamado también es al encuentro con Dios, a la solidaridad con el prójimo, a la oración por los hermanos que están sufriendo, y por aquellos que perdieron su vida en medio de la pandemia.
Recuerdan que Dios no abandona, y reiteran la necesidad del país de continuar en la vía del diálogo, respeto y de los valores.
Monseñor José Manuel Garita Herrera, obispo de Ciudad Quesada y presidente de la Conferencia Episcopal; y Daniel Francisco Blanco Méndez, obispo auxiliar de San José y Secretario General; firman en el mensaje en el cual motivan al encuentro con Dios y a asumir “la actitud de la Virgen Santísima, nuestra madre”; dócil y obediente, “de servidores para con el Dios de la vida que quiere renovar nuestra historia y nuestro mundo”, dejando de la lado el pesimismo y la desconfianza, y abriéndose a la luz de la esperanza, de la fe y del amor.
En el mensaje también se solidarizaron con aquellas personas que han sufrido las consecuencias de los huracanes que han azotado a Centroamérica en las últimas semanas.