Según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social más del 70 % de las hepatitis que se atienden en los servicios de salud corresponden a hepatitis tipo A. La hepatitis es una inflamación aguda del hígado que puede estar asociada a múltiples causas entre ellas infecciones virales, sustancias tóxicas, medicamentos y algunas condiciones médicas.
En un comunicado de prensa del Ministerio de Salud, con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis, este jueves 28 de julio, recordaron que la hepatitis del tipo A es la más frecuente en el país.
Existen varios tipos de hepatitis: la hepatitis A, se caracteriza porque los casos son siempre agudos y no requieren tratamiento con antivirales; la Hepatitis B aguda, la cual en la infancia es asintomática; y, la Hepatitis C, la cual causa hepatitis tanto aguda como crónica.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la región de las Américas cada año hay, aproximadamente, 10 mil nuevas infecciones por el virus de la hepatitis B y 67 mil por hepatitis C, de las cuales, solo el 18% y 22%, respectivamente, son diagnosticadas, y muchísimas menos aún reciben tratamiento.
Además, en 2019, 125 mil personas murieron en la región de las Américas a causa de cáncer de hígado y enfermedad hepática (cirrosis), enfermedades que son causadas principalmente por los virus de la hepatitis B y C.
La OPS y la OMS establecen que, para lograr la eliminación de la hepatitis al año 2030, se necesita reducir las nuevas infecciones por hepatitis B y C en un 40%; además, se estableció la meta de reducir las muertes por cáncer de hígado en un 50% para 2025.
Por esta razón, las autoridades de salud recuerdan la importancia de vacunar contra la hepatitis B durante las primeras 24 horas de vida a todas las personas recién nacidas, además de tratar a quienes padecen de esta enfermedad durante el embarazo para prevenir la transmisión materno-infantil.
De igual forma, para prevenir contagios de las diversas formas de hepatitis, se le recuerda a la población la importancia de los hábitos de higiene -entre ellos el buen lavado de manos- y de la inocuidad alimentaria; así como la importancia de las prácticas sexuales seguras y el adecuado manejo de componentes sanguíneos e insumos como jeringas.