Este 10 de abril, cientos de fieles de la Diócesis de Ciudad Quesada, se hicieron presentes en la procesión realizada en torno al Domingo de Ramos, en el inicio de la Semana Mayor.
Desde el Colegio Diocesano Padre Eladio Sancho, hasta la Iglesia Catedral, adultos, jóvenes y niños participaron de la bendición de las palmas y acompañaron en procesión con cánticos y mucha devoción.
Con el templo lleno, Monseñor José Manuel Garita Herrera, obispo de la Diócesis, en su homilía instó a los fieles a que “muramos a todo lo que sea mal, pecado e injusticia, y resucitemos a una vida nueva”.
En su mensaje enfatizó en “la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesús”, misterio que conmemoramos esta Semana Mayor.
Señaló que con la procesión realizada se conmemoró la entrada de Jesús a Jerusalén, “para asumir y consumar su misterio pascual, por el cual nos ha salvado y redimido”.
Este acto es considerado de los gestos más grandes de amor por parte del Señor.
“La entrada de Jesús en Jerusalén es realmente ambivalente; por una parte, es la aclamación festiva y gozosa del Señor como Mesías y Rey, como el Hijo de David y el bendito que viene en nombre del Señor”, expresó el prelado.
“Alegría y dolor; aceptación y rechazo. A través de todo ello pasa y se manifiesta el misterio más grande del amor de Dios”, agrega.
Las lecturas se enfocaron en el profeta Isaías y en San Lucas, este conocido como el evangelista de la misericordia de Dios. A continuación, un extracto.
El Obispo de Ciudad Quesada también destacó momentos importantes durante la pasión de Cristo, como “la mirada amorosa y perdonadora para Pedro después de su negación; las mujeres que lloran en su camino al calvario; y, el Jesús que ora en la cruz y perdona a sus verdugos”.
“Todo esto muestra la solidaridad, la compasión y la misericordia de un inocente como Jesús que es condenado injusta y violentamente, pero que a cambio actúa con serenidad, paz, perdón y misericordia. Estos son los sentimientos de Cristo que entrega su vida en su pasión y cruz por nosotros. Este el amor más grande de Dios por cada uno de nosotros”, dijo.
Tras dos años de no poder realizar procesiones en Semana Santa, debido al COVID-19, Monseñor Garita agradeció al Señor por la oportunidad de poder regresar a los templos y las calles para celebrar “los misterios de nuestra fe y hacer expresión de nuestra religiosidad popular”.
Instó a los presentes a valorar la experiencia y a volverse íntimos en Cristo.
Asimismo, a vincularse con las enseñanzas de su pasión.
Además de las palmas benditas, una carroza decorada con más palmas y acompañada de niños; así como una representación en vivo de Jesús camino a Jerusalén y quien entró hasta el altar del templo, así se vivió el Domingo de Ramos en Ciudad Quesada.
