Las celebraciones de la Semana Santa continuaron este jueves 6 de abril, en la Catedral de Ciudad Quesada, a las 6:00 p.m., en la llamada Misa Vespertina en que se celebra la Cena del Señor.
A partir de esta conmemoración de la última cena de Jesús con sus apóstoles, antes de ser entregado para su crucifixión, la Iglesia vive la Eucaristía en la que “anunciamos, su muerte, proclamamos su resurrección y manifestamos nuestro deseo de que venga a juzgar a los vivos y los muertos, completando su obra de salvación”, expresó Monseñor José Manuel Garita Herrera, en su homilía.
“Aquella cena pascual antigua de Israel es preludio y claro anticipo de la cena eucarística que celebra siempre la Iglesia después de la cena pascual de Jesús con sus discípulos, la víspera de su pasión y entrega como Cordero que quita el pecado del mundo”, agregó.
“Amor y servicio son la esencia de la vida cristiana”, recalcó Monseñor en su homilía, como gestos que debemos imitar de Jesús, quien se entregó en su cuerpo y en su sangre, quien dio ejemplo de servicio.
“El lavatorio de los pies (presente en el Evangelio de San Juan) es el equivalente de la institución de la Eucaristía que se recuerda en los otros tres evangelios”, agregó el Obispo de Ciudad Quesada.
Monseñor Garita realizó el gesto del lavatorio de los pies a quienes representaron a los doce apóstoles.
En un Jueves Santo señalado como “día del amor fraterno”, según dijo el prelado, cabe preguntarse, “a qué hermanos deberíamos mostrar nuestro amor cristiano, por medio de gestos fácilmente perceptibles y concretos como los de Jesús: lavar los pies y entregar la vida. Esto es lo que estamos llamados a hacer con todos los hermanos, sobre todo con los más necesitados de nuestro amor y caridad”, manifestó Monseñor.
Tras la comunión, la celebración continuó trasladando el Santísimo al Santo Monumento, como es tradición, para que, durante la noche, los fieles acompañemos al Señor en oración. Monseñor Garita fue el encargado de llevar la hostia consagrada, reservada en un copón, y oró por unos momentos antes de dar paso a la vigilia en que participaron fieles y laicos comprometidos de diferentes grupos apostólicos.
Ante Jesús Sacramentado, Monseñor pidió orar por el cese de la violencia y criminalidad que carcome a nuestro país. Pidió que además de todas las intenciones que cada uno tiene, pusiéramos esta como especial intención para construir una Costa Rica sin violencia.
«Ayúdanos a amarnos unos a otros. Libra Señor a esta Patria que te honra, bendice y alaba. Hay muchos males en nuestro país, pero especialmente la violencia nos atormenta en este momento. ¡Danos tu paz Jesús!, muestra tu paz y amor Señor», finalizó el Obispo de Ciudad Quesada.