¿Recuerdan al joven Kevin Ulloa Angulo, de 26 años de edad y vecino de San Luis de Upala, quien decidió salir el pasado 1 de diciembre de 2021, con carteles a la orilla de la calle, en búsqueda de empleo?
Noticias Santa Clara contactó a Ulloa para conocer cómo le había ido en dicha búsqueda.
Con gran alegría contó que, desde hace 10 días, tiene trabajo estable, en un aserradero a tan solo 4 minutos de su casa.
Agregó que gracias a los aportes y donaciones de víveres, efectivo y otros alimentos que recibió en medio de su necesidad, logró beneficiar, junto a una amistad, también a ocho familias oriundas de Upala, Guatuso y Los Ángeles de La Fortuna.
Incluso apoyó a algunas de esos núcleos con el pago de servicios básicos.
Antes de ingresar en el aserradero, desde esa salida con carteles, trabajó de manera ocasional en un supermercado local, a 21 kilómetros de su hogar, en el área de transportes, pero ahora está como encargado de operaciones y transportista en el aserradero.
“Yo estaba más bien comiendo ansias de que me llamaran”, expresó.
“Yo ahorita me siento muy contento, a pesar que me ha costado un poquillo, aprender sobre madera”, agregó.
El principal anhelo de Ulloa era encontrar empleo cerca de su casa para no tener que desplazarse con su familia e iniciar desde cero sus vidas.
Su motivación para salir a buscar trabajo fue la necesidad de comprar alimento para llevar sustento a su esposa, Geisy Villachica; y, a sus hijos, así como generar nuevamente ingresos para continuar pagando el alquiler de su vivienda.
Desde setiembre de 2021, Kevin quedó desempleado por las bajas ventas que percibía la empresa para la cual laboraba.
Asegura que fue despedido con responsabilidad laboral, y con el dinero que recibió, pudo pagar un par de meses de alquiler.
Ulloa es chofer de profesión, tiene licencia A1, B1 y B2, al día.
Gracias a su nuevo trabajo, ahora Ulloa incluso puede ir a almorzar a su casa y hasta saludar a sus hijos cuando van camino a la escuela.
Este vecino quien salió con carteles, incluso en medio de la lluvia y solo con arroz en su hogar para comer, hoy recoge los frutos de la fe, actitud y la perseverancia. Agradece la solidaridad de quienes se acercaron con alimento, dinero y aliento.
Ese día a Ulloa lo acompañaron sus dos hijos de manera voluntaria, Keyler, de 9 años de edad; y, Elian, de 7 años, quienes se sumaron a la misión de su padre con carteles hechos a mano.