Con gran afluencia de fieles y de sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Quesada, se celebró la Misa Crismal, en la Catedral, a las 10:00 a.m., este Jueves Santo, jueves 14 de abril.
La Misa fue presidida por Monseñor José Manuel Garita Herrera, obispo diocesano; además contó con la presencia del Nuncio Apostólico, Mons. Bruno Musarò, quien tuvo a cargo la homilía.
El Nuncio hizo énfasis en dos celebraciones importantes para este Jueves Santo: la institución del sacerdocio y la institución de la Eucaristía. Antes, agradeció a Monseñor Garita y a los sacerdotes y fieles, presentes en Catedral, el poder celebrar la Misa Crismal. Además, agradeció los mensajes de solidaridad y oración que en días pasado se dieron, con motivo de una operación que tuvo hace unas semanas.
“Hoy, de una manera especial, la Iglesia celebra el ministerio sacerdotal. El prefacio de la Misa de hoy canta que, entre el pueblo sacerdotal, Dios ha escogido a unos cuantos, para hacerlos ministros suyos, para que sean sacerdotes suyos en cuanto jefes de la Iglesia, y los ha consagrado para ser en la Iglesia y en el mundo pastores del pueblo de Dios. Y, nosotros sacerdotes, cada Jueves Santo, nos regocijamos, por este llamado de parte de Dios», dijo Mons. Musarò en la homilía.
Además, hizo un llamado a los sacerdotes a ser amigos de Jesús, pues lo son por don y regalo de él, según afirmó en la homilía. Dijo que ser amigo de Jesús es entrar en intimidad con él y manifestarlo al mundo.
“El otro sacramento que celebramos hoy, es otro signo de nuestra identidad sacerdotal. Cuando en la celebración eucarística, el sacerdote dice, ‘tomad y comed, este es mi cuerpo’, ‘tomad y bebed, esta es mi sangre’, es el mismo Jesús, el Mesías, que a través de nosotros pronuncia estas palabras como lo hizo en la última cena y transforma el pan en su cuerpo y el vino en su sangre», dijo.
También el Nuncio destacó la importancia de que en la Misa Crismal se renueve el sacerdocio, que salga de la rutina y se comprenda la misión en medio del pueblo.
Mons. Musarò también reflexionó sobre la importancia de entender que todos somos bautizados y por tanto ungidos por el Señor Jesús.
“Todos somos sacerdotes de Dios… hemos recibido el don del Espíritu Santo, que nos hace feligreses, seguidores, signo de Jesucristo en medio de nosotros, en el mundo, pueblo sacerdotal”, indicó.