Como Personaje destacamos a doña Emma Gabriela Blanco Umaña, de Barrio San Antonio, Ciudad Quesada, tiene 62 años de edad, y es una madre luchadora, sobreviviente del cáncer.
Doña Emma es estilista de profesión desde hace 48 años y según manifiesta, lo hace con mucho amor y alegría a pesar de las situaciones que ha pasado.
Cercanos al Día de la Madre, destacamos a una mamá ejemplar; es por eso que conversamos con doña Emma para conocer su experiencia y testimonio de sobrevivencia.
Es madre de tres hijos: una lamentablemente falleció. Tiene dos hijos con vida, llamados Ingrid Pamela Pérez Blanco, de 38 años; y Andrey Pérez Blanco, de 37.
Inició contando su experiencia cuando fue madre por primera vez. Dijo que fue un momento de mucha emoción al ver a su hijo y se dio cuenta que Dios le estaba dando un gran regalo.
Expresó con mucha alegría los momentos que ha vivido con sus hijos y sus procesos de crecimiento.
Dijo que a pesar de que los hijos hagan travesuras de niños, para ellas es un momento único, porque van observando su crecimiento y su aprendizaje.
“Uno como madre hace lo que sea, por ayudarlos, por motivarlos y enseñarles el camino bueno”, detalló doña Emma.
Dijo que su hija tiene más de 20 años trabajando en el Banco de Costa Rica; y, además es emprendedora. Su hijo es violinista en la Camerata San Carlos y está cerca de cumplir 20 años en el grupo.
Dijo con mucha seguridad que sus hijos son muy valientes, muy luchadores y eso la hace sentirse orgullosa.
Doña Emma, en 2011 fue diagnosticada con cáncer de mama y también contó sobre este proceso.
Aseguró haberle dado gracias a Dios por esta prueba tan difícil y en ese momento la doctora que la acompañaba se mostró muy sorprendida al escucharle agradecer al Señor.
El motivo por el cual dio gracias fue porque estaba segura de la mujer que es, una mujer valiente, luchadora que iba a salir bien; confiaba mucho en Dios.
Manifestó que tomó la noticia muy tranquila y de inmediato se encomendó a Dios para que su proceso fuese efectivo.
Contó que cuando le pusieron el primer tratamiento de quimioterapia, el cabello se le cayó a los 14 días, ya que el tratamiento era el más fuerte.
Doña Emma viajaba en bus hasta el hospital a pesar de que el tratamiento le daba mucho sueño y mareos; siempre le pedía ayuda a los pasajeros que le avisaran cuando llegara al hospital para bajarse porque se quedaba dormida.
Sin embargo, en muchas ocasiones viajaba en ambulancia cuando el proceso iba más avanzado.
Todos los días le pedía a Dios por ella y que si tenía que llevársela que estaba preparada y que si era su voluntad, que lo iba a aceptar.
No dejó de lado el apoyo de sus hijos y su esposo, Edwin Antonio Pérez Porras, (Tuga), pues fueron fundamentales en todo el camino.
Le envió un mensaje a todas las personas que están pasando por la misma situación y los instó a no rendirse y seguir adelante, y los más importante, agarrarse de la mano de Dios.
Dijo que hay que tener mucha fuerza y mucho positivismo para llevar con calma esta enfermedad y no bajar la cabeza nunca.
Finalmente, expresó que hay que tener mucha fe y estar muy unidos con la familia, sentir el apoyo y la motivación para salir con bien.