«Dios prepara su camino y llegada a través de mensajeros que proclaman constantemente su misericordia, gracia y amor». De esta manera, Monseñor José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada, explicaba la realidad que vivió la comunidad de San Antonio de Padua en Pital, a través del servicio de quien supo dejar huella a través del sacerdocio.
«Fue precisamente lo que hizo el Padre Eduardo Bolaños como sacerdote de Jesucristo: fue el mensajero y enviado, fue quien preparó a tantas personas y generaciones para conocer, recibir, amar y seguir al Señor. Fue el mensajero y predicador que anunció la conversión y la reconciliación, que dio testimonio y administró incansablemente la misericordia de Dios. Fue el mensajero que se convirtió en constante e infatigable misionero visitando todas las comunidades de esta parroquia», destacó Monseñor Garita en Eucaristía celebrada este jueves 23 de diciembre, a las 10 a.m. en el templo parroquial de Pital.
El Padre Eduardo Bolaños Morera estuvo más de 50 años en la Zona Norte y su huella, especialmente en la Parroquial de Pital, es imborrable. Falleció a la edad de 73 años de edad, hace 11 años.
Por su dedicación y entrega es que la comunidad ha venido preparando la construcción de un mausoleo, el cual se inauguró este jueves 23.
«En el día del 60 aniversario de su ordenación sacerdotal, inauguramos el mausoleo que esta comunidad le ha construido como expresión de reconocimiento y gratitud», destacó el Obispo de Ciudad Quesada al presidir la celebración.
«El Padre Eduardo tenía muy claro que, como mensajero y enviado, era un instrumento de Dios, no centro ni protagonista. Quien lleva un mensaje, y por consiguiente es mensajero, es enviado de parte y en nombre de otro; no se envía ni se anuncia a sí mismo. Me parece que esto lo entendió y lo vivió muy bien el Padre Eduardo como instrumento y servidor de Cristo y la Iglesia», señaló el prelado.
En el pasado mes de junio, con motivo de las fiestas patronales de Pital, se había realizado una celebración eucarística a 11 años del fallecimiento del sacerdote. Asimismo, en ese momento, el Pbro. Abraham Abarca Monge, actual párroco de esa comunidad comentó que no se puede hablar de Pital sin el Padre Bolaños y el Padre no vivía sin hablar de su querido pueblo, Pital.