Este miércoles 2 de agosto, a las 6:00 p.m., el Santuario Diocesano dedicado a Nuestra Señora de los Ángeles, en La Fortuna, culminó la fiesta que se ha vivido en los últimos días alrededor de la Patrona de Costa Rica y patrona de este templo.
Monseñor José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada, presidió la celebración y resaltó cómo miles y miles de personas acuden a Cartago, donde fue encontrada la imagen de “La Negrita” hace 388 años, pero, también acuden al Santuario Diocesano en Los Ángeles de La Fortuna.
“Tantos gestos de fe y devoción, tantas oraciones y súplicas confiadas, tantas necesidades y promesas hechas con mucha esperanza. Todo ello nos habla del amor y la confianza que tenemos en nuestra Madre, Ella que nos acoge y recibe para presentarnos a su Hijo Jesús con todo lo que somos, tenemos y también con aquello que nos hace falta”, resaltó.
También agradeció la restauración de la imagen en el Santuario de La Fortuna, la cual es fiel réplica de la imagen en Cartago.
A la luz de la Palabra de Dios, el Obispo de Ciudad Quesada, describió la figura y misión de la Virgen María como discípula y madre.
“Ella, como discípula fiel y obediente al plan de Dios, echó raíces en medio del pueblo, en la porción del Señor que en nuestro caso se llama Costa Rica. Discípula también, porque dijo sí para que, en la plenitud de los tiempos, enviara Dios a su Hijo al mundo para salvarnos, como decía Pablo en la segunda lectura de los gálatas. Discípula fiel, obediente y fuerte, porque la vemos al pie de la cruz de su Hijo en el momento más duro y doloroso de su muerte. Esta creyente y discípula nos enseña fidelidad y obediencia en la fe, esto es lo que nos hace verdaderamente discípulos y auténticos cristianos”, señaló.
Al final de la homilía, Monseñor Garita hizo un llamado a imitar a María, quien bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, es nuestra Patrona.
“Sin Dios, sin fe, sin valores espirituales y morales sencillamente vamos al descalabro. Vivir y mantener la fe comienza desde las familias, a semejanza de la familia de Nazaret. He ahí el reto que nos deja María: lograr familias cristianas, familias creyentes, familias que transmitan la fe a las nuevas generaciones”, agregó.
“Pidamos por este país, por nuestra diócesis, por nuestras familias y comunidades, para que seamos fieles discípulos, para que vivamos el amor a través de las obras de misericordia y para que seamos obedientes en la fe, hasta el final, como lo fue siempre nuestra Madre y Patrona”, finalizó el Obispo de Ciudad Quesada.