El Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) expuso el pasado 24 de noviembre un mensaje bajo el título “Gracias a su constancia, salvarán su vida” (Lucas 21,19), en el cual señalaron “la dura realidad social, política y económica de la región, marcada en particular por la pobreza y la desigualdad, por la fragilidad de nuestras democracias y el estado de derecho”.
Pusieron énfasis en “el creciente fenómeno migratorio hacia el norte y otros países” sin desconocer el “gran apoyo a tantas familias y economías locales por el envío de las remesas”. Animaron a la su solidaridad de parte “de las Iglesias receptoras que han acogido y siguen atendiendo como buenos samaritanos a los migrantes”.
Del 21 al 25 de noviembre los Obispos de Centroamérica estuvieron reunidos en Asamblea, agradeciendo la realidad sinodal que vive la Iglesia y en unidad con el Papa Francisco.
“Queremos compartir la esperanza que Cristo Rey nos regala y que el Adviento nos invita a vivir a los cristianos que peregrinamos en Centroamérica”, señalaron.
Mostraron preocupación por la polarización ideológica, y muchas veces también religiosa, “a la que queremos responder con la fuerza del Evangelio que ilumina y le da sentido a la vida”.
“La situación de Centroamérica es reflejo del complejo panorama internacional con sus consecuencias para nuestras economías y la paz social, pero sabemos que los tiempos difíciles son también oportunidades para fortalecer nuestra fe y vida cristiana, por lo que encontramos motivos para la esperanza que nos alienta”, indicaron en su mensaje.
En esta Asamblea 80 realizada en Panamá estuvieron presentes obispos de Costa Rica. Asimismo, se eligió al obispo de Comayagua y presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras, Roberto Camilleri, como nuevo presidente de ese órgano eclesial, así como al obispo de Danlí, José Antonio Canales, como el nuevo secretario general.
Estos cargos se rotan entre las naciones que forman parte del Sedac (Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y Panamá); estaban obispos de El Salvador en ese servicio y, ahora corresponde dirigir el organismo a los obispos de Honduras.
“Desde nuestra mirada de pastores cercanos, acompañamos y oramos por nuestros pueblos en sus realidades particulares, de modo especial por las Iglesias locales que viven su experiencia de fe en medio de presiones a veces extremas y dolorosas. Merece una mención concreta el testimonio valiente y de comunión de la Iglesia en Nicaragua, a la cual manifestamos nuestra solidaridad con la oración y cercanía”, indicaron.
Con mucha alegría y entusiasmo destacaron el papel de los jóvenes que están respondiendo al llamado de caminar juntos, muchos respondiendo a la vocación “en los seminarios y casas religiosas y como laicos comprometidos”.
“Vemos en Centroamérica una Iglesia que camina, que crece, pobre, sufriente y modesta en sus medios ante la cantidad de problemas y desafíos que la acechan, pero animada desde la primera visita del Papa San Juan Pablo II hace casi 40 años; por la canonización y beatificación de los mártires en las Iglesias locales de Guatemala y El Salvador; la visita del Papa Francisco a Panamá con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, y el camino suscitado por la V Conferencia General de los Obispos en Aparecida”.
En su mensaje alentaron a las familias a seguir “siendo el espacio en el cual los niños y jóvenes crecen y maduran, Iglesias domésticas en las que nace y crece la fe”.
“Exhortamos al laicado a avanzar en su formación para incidir en la vida social, cultural y política. Reconocemos y nos alegramos por el aporte positivo de las mujeres en la Iglesia y alentamos su trabajo misionero”, finalizaron.