- El Santo Pontífice da un mensaje de reflexión, diciendo que en estos momentos la Humanidad no comprende que las guerras lo único que dejan es cementerios y muertos.
Manifestando gran tristeza por los actos ocurridos durante los últimos días han tenido lugar en Somalia, en Afganistán y el último de ellos, en Nueva York, este martes. El Pontífice ha calificado como «deplorables» los ataques y ha garantizado su oración por los difuntos, los heridos y sus familias.
«Pidamos al señor que convierta el corazón de los terroristas y libere al mundo del odio y de la locura homicida que abusa del nombre de Dios para diseminar muerte», ha subrayado tras el rezo del Ángelus con los fieles en el Vaticano.
Por otra parte, por la celebración de la solemnidad de los fieles difuntos, Francisco ha señalado que este jueves a medio día va a visitar las Fosas Andreatinas y el Cementerio Americano de Neptuno, lugares donde se recuerda a los difuntos de Italia tras la Segunda Guerra Mundial.
«Las guerras no producen otra cosa que cementerios y muerte. Por eso he querido dar este signo en un momento en el que nuestra humanidad parece no haber aprendido la lección o no querer aprenderla».
Además, en el momento que explicaba el evangelio de este miércoles, antes del ángelus, por ser la solemnidad de Todos los Santos, el Papa ha mencionado en que los santos «no son modelitos perfectos» sino «personas atravesadas por Dios» que «como las vitrinas de las Iglesias, permiten que entre la luz con distintas tonalidades de colores». «Esta es la finalidad de la vida, dejar pasar la luz de Dios. Es también la finalidad de nuestra vida», ha asegurado el Papa, que ha incidido en que es la fiesta de todos los cristianos.
«Jesús hoy en el Evangelio se refiere a todos, también a nosotros, llamándonos beatos, dichosos. Es la palabra con la que inicia su predicación, que es el Evangelio, la ‘buena noticia’, porque es el camino de la felicidad. Quien está con Jesús es beato, es feliz. La felicidad no está en tener alguna cosa o en convertirse en alguien. La felicidad verdadera es estar con el señor, es vivir por amor. ¿Creéis en esto? Más o menos, ¿no?», ha preguntado a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
Francisco ha hecho hincapié en que, por eso, la santidad «no es para los superhombres» ni «requiere de gestos brillantes» sino que es «para quien vive las pruebas y fatigas de cada día».
«Así son los santos. Respiran como todos los aires contaminados del mal que está en el mundo, pero en el camino no pierden nunca de vista el camino de Jesús, indicado en las bienaventuranzas, que son como el mapa de la vida cristiana. Son beatos siempre los humildes y los sencillos que dejan lugar a Dios, que saben llorar por las pérdidas de los demás y por las propias, permanecen unidos, luchan por la justicia, son misericordiosos con todos, custodian la pureza del corazón, obran siempre a favor de la paz y permanecen en la alegría. No odian e incluso cuando sufren, responden al mal con el bien. Esto es la beatitud», ha explicado, antes de pedir «un aplauso» para los «hermanos y hermanas desconocidos que ayudan a Dios a llevar adelante el mundo» y que «son muchísimos» en la actualidad.
Fuente: europapress