Los deslizamientos que han estado ocurriendo desde el pasado domingo 16 de julio, arrastrando grandes cantidades de material por la cuenca del Río Aguas Zarcas; y, que han mantenido en alerta a distintas comunidades, motivó a Carlos Méndez Blanco, quien es Licenciado en Geografía, egresado de la Universidad de Costa Rica (UCR); y, a su padre, Freddy Méndez Rojas, guía turístico; a realizar una sesión informativa este martes 25 de julio, con datos que a lo largo de años han recopilado sobre este sector. Ellos son miembros de la Asociación Parque Nacional Juan Castro Blanco (Apanajuca).
El encuentro se realizó en las instalaciones del Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl.
Específicamente, su intención fue exponer el “Análisis de la situación del desplazamiento en la cuenca alta del Río Aguas Zarcas”.
Según explicó Méndez Blanco, fue su padre, quien en ese entonces ejercía labores como administrador de la Asociación Pro Desarrollo del Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco, quien desde 2007 comenzó a recabar información y labores de campo, sobre sucesos que caracterizaban el actual sector de deslizamiento.
Más adelante, en 2010, Méndez Blanco se hizo cargo de continuar la investigación como parte de un intento de tesis universitaria que, según contó, por falta de recursos económicos, no pudo continuar su curso, motivándolo a cambiar la metodología, pero que a la fecha mantiene datos importantes con los que ya se caracterizaba el sector de deslizamiento y que quedaron en sus bitácoras.
Mencionó que fue a partir de los videos y fotografías que comenzaron a circular, en los últimos días, en redes sociales, que constataron que se trataba de uno de los sectores que ellos habían investigado desde hacía 20 años.
El experto en geografía explicó que, gracias a la curiosidad de su padre, fue que se vieron motivados a levantar datos de este sector, pues notaba características importantes como deslizamientos de menor magnitud, el desplazamiento anual del camino original que dirige hacia las minas del Parque Nacional, agrietamientos y áreas que acumulaban agua.
Incluso, detalló que hace 5 años atrás, aproximadamente, constataron un evento dentro del Área Silvestre Protegida, en donde identificaron, en una pared descubierta por un deslizamiento, al menos 8 metros de material volcánico, llamado “almohadilla”. Este se genera cuando una colada de lava entra en contacto con el agua.
Méndez Blanco mencionó que con la intención de que se desarrollara un plan de gestión de riesgo, en caso de que la predicción de un desplazamiento más grande se diera y afectara a las comunidades, fue remitida su información a la Comisión Nacional de Emergencias.
El especialista en geografía agregó que pese a una visita de campo hace diez años, no se realizó una investigación propia por parte de las autoridades. Incluso, considera que la situación ha estado muy limitada a la investigación.
A través de su recopilación de datos, buscan que la información se haga pública y esté al alcance de quien la considere y pueda hacer una investigación más amplia.
En cuanto al deslizamiento que inició el pasado 16 de julio, Méndez Blanco dijo que este sí era predecible en cuanto a que el terreno se estaba moviendo. Desde luego, no se podía precisar cuándo.
Su incógnita ahora se enfoca en el por qué se aceleró el movimiento de tierra.
Manifestó que han identificado el sistema de fallas del Río La Vieja, el cual se ubica en el punto exacto donde se encuentra el deslizamiento. Además, otro factor que han tomado en cuenta como una posible referencia, es que la Red Sismológica Nacional registró el sábado 15 de julio, a las 10:00 p.m., un movimiento, el cual se asoció al material deslizándose por la montaña, sin embargo, el geógrafo opina que este pudo ser un detonante del deslizamiento, aunado a la humedad acumulada en el suelo.
En cuanto a la magnitud del área deslizada tomando en cuenta elementos audiovisuales, pruebas de nivel, pendientes, elementos geográficos de la zona, entre otros, se determinó que el impacto es de aproximadamente 211 hectáreas de terreno, las cuales equivalen a un deslizamiento de 14,2 kilómetros de largo; y, 3,7 kilómetros de ancho.
El experto mencionó que de acuerdo a sus estadísticas, aún existe un riesgo potencial de al menos 118 hectáreas de terreno que pueden estar comprometidas con otro posible deslizamiento. Estas se ubican a tan solo 300 metros de Pozo Verde.
Entre sus recomendaciones destacaron la importancia de establecer los alcances del deslizamiento, instaurar una red de monitoreo aéreo y de vigilancia ante sismos, colocar estaciones meteorológicas, identificar puntos vulnerables, monitorear la calidad del agua e incentivar la investigación para el aporte de información veraz.