Nuestro personaje de la semana nos lleva a Dios, quien sigue siendo protagonista en la vida de muchos jóvenes que deciden seguirle, acogiendo su llamado para discernir la vida sacerdotal.
Para ejemplificarlo, entrevistamos a Jeison Javier Linares Sáenz y a Isaías Antonio Hidalgo Solano. El primero tiene 27 años de edad y es vecino de Barrio Los Ángeles. El segundo cuenta con 26 años de edad, oriundo de Monterrey de San Carlos.
En un proceso de varios años de preparación y reflexión, ambos jóvenes regresan al Seminario Nuestra Señora de los Ángeles.
“Tomé la noticia con mucha alegría, tranquilidad y con confianza en Dios”, cuenta Linares, quien inició su proceso en el año 2012 cuando trabajaba y estudiaba contabilidad.

Recordó que a la primera persona en contarle fue a su mamá, “mami voy joven, porque si el señor me llama, entonces para darle toda mi vida”.
Con esas palabras y con el consejo de su madre en que siempre hiciera las cosas correctas, el sancarleño seguirá su preparación hacia el sacerdocio.
En el caso de Hidalgo, él inició el proceso en 2016. Desde sus 18 años de edad, dedicó su vida a los trabajos de campo, laboró en una empresa de aires acondicionados y se ha especializado en diseño multimedia.

Isaías soñaba con casarse, pero al cumplir su mayoría de edad comenzó a surgir su vocación sacerdotal.
Jeison Linares comentó que desde joven perteneció al grupo de Pastoral Juvenil de Catedral; gracias a una invitación que le realizaron a los encuentros vocacionales. Fue ahí que sintió el llamado a la vocación sacerdotal.
Debido a la pandemia del COVID-19, durante seis meses los seminaristas de la Diócesis de Ciudad Quesada estarán instalados en el Centro Diocesano Nuestra Señora de Guadalupe, en La Llanada.
A su vez, Isaías recuerda su paso por la Escuela de Chambacú y el Colegio Nicolás Aguilar Murillo. Además, a pesar de haberse desenvuelto en varios trabajos, su mirada ha estado fija en el Señor.
En medio de tantas ofertas en el mundo, estos jóvenes muestran que seguir al Señor, desde distintas vocaciones es una buena elección para la vida.
“Quiero que todos vean que Dios es amor, que Dios nos ama a todos y que él nos acoge a todos en su seno”, expresó Jeison Linares.
Para Hidalgo, lo principal en su vida es poner su confianza en Dios, aunque sea difícil dejar de lado metas, estilos de vida, gustos, intereses y sueños, con tal de seguirle. Asegura que el objetivo del sacerdocio es ayudar a los demás, llevar el mensaje de Dios y alegría a muchos corazones.
Estos jóvenes se muestran alegres y animados ante el inicio, en marzo, del nuevo año formativo dentro del Seminario. Dios les bendiga a ellos, a nuestros seminaristas diocesanos y a todos aquellos jóvenes que buscan entregarse a su llamado.