Rolfy Alberto Solano Murillo, el payaso sancarleño, Fofito, es nuestro personaje de la semana.
Solano tiene 53 años de edad, es vecino del distrito de Ciudad Quesada, tiene dos hijas, un hijo y ya es abuelo.
Se considera a sí mismo una persona accesible, amigable, colaboradora, solidaria y sentimental.
Este sancarleño pronto cumplirá 14 años desde que decidió darle vida a su personaje, Fofito, el cual nació el 16 de diciembre de 2006 a raíz de una fiesta organizada para un grupo al que pertenecía, denominado Jornada de Vida Cristiana de la Parroquia de San Martín.
Recuerda que su primer evento, como payaso, fue con maquillaje y ropa diferente a la que utiliza hoy, pero que a la gente le gustó su espectáculo y fue así como decidió continuar el proyecto.
Asegura que siempre se sintió atraído por la parte circense, y a raíz de que su mamá en ese entonces había comprado una máquina para hacer algodones de azúcar, nació Fofito, como complemento y para emprender una nueva aventura.
La trayectoria de Fofito en la Zona Norte, además de su presencia en fiestas infantiles, cumpleaños, baby showers, inauguraciones de puntos de ventas, o actividades escolares, también destaca en maratónicas y actividades de bien social.
Antes de convertirse en Fofito, Solano laboró 21 años como funcionario del Banco Nacional.
Con la llegada del COVID-19, la paralización de actividades masivas y fiestas suspendidas por la pandemia, se debilitó su emprendimiento, pero para mantener su personaje activo, Fofito comenzó a vender algodones de azúcar casa a casa cumpliendo con los lineamientos preventivos del Ministerio de Salud.
En el mes de setiembre también comenzaron a implementar los saludos personalizados, donde por medio de un video Fofito envía un mensaje de felicitaciones y celebra ocasiones especiales.
Fofito le envía un mensaje a los emprendedores a no desfallecer, recordó que hay que mantener la fe de que siempre vendrán tiempos mejores.
Agregó que a sus 40 años de edad jamás llegó a imaginar que su personaje fuera a calar tanto, agradeciendo el apoyo y reconocimiento de quienes han creído en su honesto trabajo.
La risa de los niños, sus abrazos y puros sentimientos, y la alegría de las personas en general, es lo que más disfruta de ser Fofito.
Agradece a Dios por la oportunidad de haber creado un personaje que se mantiene vigente.
“El mundo de Fofito es un mundo hermoso, un mundo de alegría y no hay tiempo para la tristeza”, concluyó.
