Nuestro personaje de la semana rinde homenaje a Yorlen Blanco Núñez, mejor conocida como “Yorleny”, una mujer apasionada a su labor que ha servido por 26 años, a la Escuela La Fortuna, como su cocinera.
Blanco es oriunda del distrito número 7 de San Carlos, ahí nació y creció. Actualmente tiene 50 años de edad; y, es madre de tres hijos; ellos se llaman José Carlos, Froylan y Pablo Alejandro.
Yorlen llegó hasta sexto año de Primaria y se describe así misma como una persona trabajadora, simpática, risueña, colaboradora y muy solidaria.
“Vivo para mis hijos y para mi mamá”, comentó. Asegura que son su mayor inspiración para seguir adelante.
Su trayectoria laboral la inició a sus 11 años de edad; comenzó trabajando en casas cuidando niños y en sodas o restaurantes donde también trabajaba su madre.
Antes de entrar al centro educativo de Primaria, trabajó en 1996, un año, en el Colegio Técnico Profesional de La Fortuna, no obstante, poco tiempo después recibió la noticia de su nombramiento permanente en la escuela.
“Solo Diosito, lo sabe, por qué yo estoy en la Escuela”, manifestó.
“Amo cocinar, yo amo cocinar”, expresó Yorlen, especialmente para la Escuela que la vio formarse por seis años académicamente; y, donde estudiaron sus hijos y hasta sobrinos.
“La Escuela para mí, significa mucho”, agregó, de ahí también su pasión por sumarse a las labores de decoración en fechas especiales como el Día del Niño o el Mes de la Independencia.
Afirma que quienes han tenido la oportunidad de pasar por su cocina, jamás olvidan la receta tradicional de su pollo frito. Incluso, aún suele prepararla para ocasiones especiales.
Yorlen ha dedicado gran parte de su vida sirviendo a la Escuela de La Fortuna, la ve como su segundo hogar y le atesora gran cariño y honor.
Asegura que también le guarda gran afecto y admiración a los directores que han pasado por la institución; y, ha disfrutado de conocer muchas personas durante las finales de fútbol que se organizan dentro de la Escuela.
Blanco se visualiza por muchos años más trabajando en la cocina de la Escuela de La Fortuna, en seguir disfrutando de su pasión por la cocina y conociendo a más niños que en el futuro la recordarán por su buen corazón y su deliciosa cuchara.
“Ahí me veo todavía tamaño rato”, concluyó.
Al igual que Yorlen queda en el corazón de los egresados de la Escuela de La Fortuna, también ella recuerda a muchos de los niños que pasaron por su comedor.