El Río Toro es el límite cantonal entre Río Cuarto y San Carlos, en él existe un puente de aproximadamente 24 metros de largo y dos metros de ancho, el cual era utilizado para el paso de jinetes y carretas con bueyes.
La estructura armada entre 1922 y 1924 fue declarada como Patrimonio Histórico y Arquitectónico de Costa Rica, mediante el decreto 44.042-C.
Próximo a cumplir un siglo desde su inauguración, el 15 de mayo de 1924, el puente lleva la historia de ser testigo del progreso del comercio y la llegada de muchas familias.
“Junto al puente del Río La Vieja, estructura declarada patrimonio en 1995, el puente sobre el Río Toro constituyó en las primeras décadas del siglo XX, la puerta de entrada a las vastas llanuras sancarleñas; y, con ello, la oportunidad de explorar y explotar la riqueza agrícola, forestal, biológica, y en la actualidad, turística, de sus tierras”, dijo Sonia Gómez, historiadora del Centro de Patrimonio Cultural.
De acuerdo con el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, el puente subsiste sin transformación, tal cual como fue construido entre 1922 y 1924, a pesar de la inminencia de la naturaleza.
“El Puente Antiguo sobre el Río Toro, permanece como testimonio del crecimiento económico de la zona, de la expansión agrícola hacia el noroeste del territorio nacional, así como también, de los primeros puentes en concreto armado de Costa Rica que realizó la Dirección General de Caminos en sustitución de los de hierro y madera. Esta dependencia pública especializada, justo inició sus labores ese mismo año de 1922”, según señala el estudio de la declaratoria.
Rosa Navas, vecina de Marsella de Venecia, agregó que el puente representa el esfuerzo de los trabajadores y antepasados que se unieron para construir la estructura, pues la que existía anteriormente causó incluso tragedias.
El estudio del Centro de Patrimonio Cultural señala que tipológicamente, el puente es de arco inferior a la línea de calzada, cuenta con dos accesos y en cada uno hay columnas enmarcando las entradas a ambos lados y de diferentes alturas en cada extremo, debido a que los niveles del terreno que hay entre uno y otro no son iguales.
En la margen derecha del cauce, el nivel de acceso es de un metro por debajo del nivel general del puente por lo que existe una pequeña rampa que se ensancha ligeramente con los aletones del bastidor. En la margen izquierda, el nivel de acceso del terreno coincide con el nivel de la superficie de rodamiento del puente.
De las columnas salen las barreras laterales a todo lo largo de la estructura, aproximadamente 17 metros.
En su historia se recuerda a Florindo Arce, Alfonso Pérez, Fenelón Quesada, Nardo Mesén, Eloísa Rodríguez, Belfor Méndez, Enrique Camacho, Óscar Kopper, Rafael Cascante y Ronulfo Picado, entre otros colaboradores.
Al contar con declaratoria patrimonial, el puente queda amparado por la Ley 7.555, “Patrimonio Histórico-Arquitectónico de Costa Rica”, la que busca su conservación e impide, a la vez, su demolición o modificación.