- Nuestras obras son la respuesta al amor gratuito de Dios, que nos ha justificado y que nos perdona siempre. Y nuestra santidad es, precisamente, recibir siempre este perdón, expresó el Santo Pontífice
El Papa Francisco manifestó su disconformidad con la hipocresía de las personas que maquillan el alma, para parecer santos y buenos cristianos, pero sus acciones son totalmente lo contrario, simulan su cercanía con Dios para dar buena apariencia ante la gente.
Nuestro Papa dijo: “Jesús siempre nos pide que seamos verdaderos, pero verdaderos en nuestro corazón; y que, si algo aparece que aparezca esta verdad, lo que hay dentro del corazón. De ahí aquel consejo: cuando reces, hazlo a escondidas; cuando ayunes, arréglate un poco, para que nadie te vea en la cara la debilidad del ayuno; y cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, hazlo en lo secreto”.
Francisco motivó a los cristianos a que no vivan una vida falsa y que se engañen así mismos con la intención de engañar a los demás, sino a que pidan a Jesús la gracia de ser sinceros desde el corazón.
“Nuestras obras son la respuesta al amor gratuito de Dios, que nos ha justificado y que nos perdona siempre. Y nuestra santidad es, precisamente, recibir siempre este perdón, por eso termina citando el Salmo que hemos rezado: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades han sido perdonadas y los pecados han sido recubiertos. Bienaventurado el hombre de quien el Señor no tiene en cuenta su pecado”. Es el Señor, Él es el que nos ha perdonado el pecado original y el que nos perdona cada vez que vamos a Él. Nosotros no podemos perdonar nuestros pecados con nuestras obras, sólo Él perdona. Nosotros podemos responder con nuestras obras a este perdón”.
“Estos se maquillan el alma, viven del maquillaje, la santidad es un maquillaje para ellos. Jesús siempre nos pide que seamos verdaderos, pero verdaderos dentro del corazón y que, si algo aparece que aparezca esta verdad, lo que hay dentro del corazón. De ahí aquel consejo: cuando rezas, hazlo a escondidas; cuando ayunas, allí sí, un poco maquillado, para que nadie vea en el rostro la debilidad del ayuno; y cuando das la limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, hazlo en lo secreto”.
“Jesús nos pide coherencia de vida, coherencia entre lo que hacemos y lo que vivimos dentro. La falsedad hace mucho mal, la hipocresía hace tanto mal, es un modo de vivir. En el Salmo hemos pedido la gracia de decir la verdad ante el Señor. Es hermoso lo que hemos pedido: ‘Señor, te he dado a conocer mi pecado, no lo he escondido, no he cubierto mi culpa, no he maquillado mi alma’. He dicho: ‘Confesaré al Señor mis iniquidades’, y tú has quitado mi culpa y mi pecado’. La verdad siempre ante Dios, siempre. Y esta verdad ante Dios es la que deja espacio para que el Señor nos perdone”.