- Son un conjunto de sucesos de la vida de la Virgen María que son una advocación popular y se encuentran frecuentemente recogidos en el arte. Estos siete dolores no se deben confundir con los cinco misterios de dolor del Rosario.
A continuación, les explicaremos el significado y referencia de cada dolor:
Primer Dolor: La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.
Por el dolor que sintió la Virgen cuando Simeón le anunció que una espada de dolor le atravesaría el alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo le manifestó que su participación en nuestra redención sería a base de dolor; le acompáñanos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, pedimos a la Virgen María que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Segundo Dolor: La huida a Egipto con Jesús y José.
Por el dolor que sintió la Virgen María cuando tuvo que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser su Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; le acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
El Padre Abraham de la parroquia de Boca de Arenal nos comenta un poco más sobre estos 7 Dolores de la Virgen María.
{soundcloud}https://soundcloud.com/departamento-noticias/dolores-01{/soundcloud}
Luego de haber escuchado un acontecimiento importante por parte del Padre Abraham, continuamos con la explicación de los dolores de la Virgen María.
Tercer Dolor: La pérdida de Jesús.
Por las lágrimas que derramó y el dolor que sintio al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensando qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de su cuidado y de San José; le acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, te pedimos que hagas que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.
Cuarto Dolor: El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario.
Por las lágrimas que derramó y el dolor que sintió al ver a su Hijo cargado con la cruz, cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente.
En cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, pedimos a la Virgen María que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.
Quinto Dolor: La crucifixión y la agonía de Jesús.
Por las lágrimas que derramó y el dolor que sintió al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de su amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; La madre misma también sentía morir de dolor en aquel momento; y es por eso que le acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, pedimos que no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.
Sexto Dolor: La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto.
Por las lágrimas que derramó y el dolor que además sintió al ver la lanza que dieron en el corazón de su Hijo; sintió como si la hubieran dado en su propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a María como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y a la Virgen, que había tenido en sus brazos a su Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora se lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; hoy acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, de este modo pedimos que sepamos amar a Jesús como Él nos amó.
Séptimo Dolor: El entierro de Jesús y la soledad de María.
Por las lágrimas que derramó y el dolor que sintió al enterrar a su Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque la Madre supiera que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; le quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú.
Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; hoy le acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos.
Escuchemos al Padre Abraham, quien nos cuenta algunos detalles importantes.
{soundcloud}https://soundcloud.com/departamento-noticias/dolores-02{/soundcloud}
Un dato muy importante que no podemos dejar de lado es que luego de cada dolor, se reza un Ave María con mucha devoción.
“Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén”