El 2020 suma al 30 de noviembre, 12.169 pruebas de alcohol realizadas a conductores, casi 3.000 menos que las hechas el año pasado, a la misma fecha (15.162), pese a ello, se reportan 192 personas más remitidas a la Fiscalía bajo el presunto delito de conducir en estado de ebriedad.
Estos 192 casos representan un incremento del 10,2%, de un año a otro y, en total, son 2.063 positivos. El año anterior fueron 1.871, según los registros de la Policía de Tránsito.
“Es un tema que nos alerta y nos preocupa. Este ha sido un año atípico en la circulación, tomando en cuenta las medidas restrictivas al tránsito automotor, desde abril pasado, en torno a la restricción vehicular sanitaria por COVID-19. Pese al cierre de los bares que se dio por varios meses y a los horarios limitados que mantienen, las personas no han dejado de consumir licor para luego conducir y, más bien, hemos sorprendió más personas”, apuntó el German Marín, director de la Policía de Tránsito.
Según los registros de la Policía de Tránsito, el 2020 reporta 2.488 pruebas positivas y, de ellas, el 83% son por alcohol penal, que es cuando se superan los límites más altos permitidos. El año anterior, representó el 77% de las 2.421 pruebas positivas.
De las restantes pruebas con resultado positivo, hechas este año, 189 arrojaron niveles de alcohol tan bajo que no implicó una multa, mientras que 236 devinieron en una sanción de ₡326.000 y la acumulación de 6 puntos en la licencia, lo que obligará a los conductores a realizar un curso de reeducación vial, y ganarlo con al menos un 80, si desean renovar la licencia.
Si el conductor tenía licencia por primera vez, pierde el derecho a conducir por un año de manera inmediata y deberá realizar y ganar el curso para renovar licencia, en su momento.