A las 3 p.m. en la Parroquia Catedral de Ciudad Quesada, Monseñor José Manuel Garita Herrera, Obispo de esta Iglesia Particular, presidió la celebración de la Pasión del Señor.
El Obispo caracterizó de este modo los también llamados oficios litúrgicos: «Esta celebración única e impresionante del Viernes Santo -en el primer día del Triduo Pascual- está sin duda caracterizada por el silencio y la austeridad, actitudes estas que nos disponen a contemplar y profundizar el centro del misterio que conmemoramos en esta tarde: la muerte de Jesús como camino que nos lleva a la Pascua. Y el signo glorioso de la cruz, que domina en esta celebración, es expresión elocuente y luminosa del amor de Dios que llega hasta el extremo en la persona de su Hijo».
Mediante los diferentes signos que caracterizar esta celebración, uno de los más fuertes es la Adoración de la Cruz. Al realizarse sin fieles por causa de la Pandemia, el Obispo comentó: «en nombre de todos, adoraré el signo de la cruz en señal de fe, amor y reconocimiento de la realeza de Cristo. Por el madero y el árbol de la cruz hemos sido salvados, la cruz no es signo de muerte, sino de vida, esperanza y salvación, de victoria contra el mal y el pecado».
En su homilía destacó cuatro realidades en la persona de Jesús: siervo, orante, sacerdote y rey. Así lo explicó:
«1.- Un Siervo: Así nos presenta Isaías, en el cuarto cántico del siervo de Yahvé, a este personaje misterioso que se puede identificar con alguien en particular o con el pueblo de Israel, pero que, sin duda, se identifica con Jesús. Se trata de un siervo que carga sobre sí con los pecados de los demás, pasando por indecibles sufrimientos. Hoy, en este siervo no solo vemos a Jesús, sino también la agonía de todos los que sufren odio, injusticia, maltrato, persecución, rechazo, violencia, enfermedad y muerte, sobre todo en estos momentos que estamos pasando.
2.- Un Orante: en el momento más dramático y de abandono en la cruz, Jesús asume la muerte orando, confiando en el Padre. Por ello dirá como reza el salmo 30 de la liturgia de hoy, y también el salmo 21: “En tus manos encomiendo mi espíritu”, “A ti, Señor, me acojo”, “Se burlan de mí, estoy en el olvido como los muertos … pero yo, Señor, en ti confío”. La oración es fuerza, sostén y consuelo, es abandonarse en Dios que nunca abandona.
3.- Un Sacerdote: sacerdote es el que sirve, pero, sobre todo, el que entrega la vida. Hoy contemplamos muriendo en la cruz a ese sacerdote compasivo y solidario. Un sacerdote que intercede y nos redime a través de una pasión gloriosa y una muerte salvadora.
4.- Un Rey: decíamos el domingo de ramos que la verdadera realeza de Jesús no se mostraba ese día, sino hoy, y desde la cruz. El relato de la pasión según San Juan, muy diferente a los otros relatos, presenta a Jesús como un rey no solo desde la cruz, sino porque domina toda la escena de su pasión. La cruz es trono de gloria desde el cual Jesús vence el mal, la injusticia, el pecado y la misma muerte. Este rey, y desde su trono, muestra la fuerza del amor, del perdón y la misericordia que nos han salvado y redimido».
En esta celebración, Monseñor Garita pidió una vez más a Dios que nos proteja de la Pandemia del COVID-19.
«En medio de esta situación que nos aqueja, miremos a lo alto, contemplemos a Cristo que ha sido levantado en la cruz, pidamos que su fuerza redentora y salvadora se manifieste sobre el mundo entero, para que nos traiga la salud, la paz y la normalidad. Que nos veamos libres de este mal gracias a la sangre preciosa de Cristo derramada en la cruz».
Les recordamos que este Sábado Santo a las 8 p.m. será la celebración de la Vigilia Pascual, también en la Catedral, en este caminar de la Semana Mayor.
