En la Catedral de Ciudad Quesada, a las 4:00 p.m., Monseñor José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada, presidió la celebración litúrgica de la Pasión del Señor, este Viernes Santo, 7 de abril.
“Es el único día durante el año en que la Iglesia no celebra la Eucaristía, para centrarnos en el misterio de la pasión, de la entrega y de la muerte redentora de Jesús, poniendo de manifiesto, de esta forma, el acto de amor más grande de Dios por los hombres: entregar a su Hijo a la muerte por nuestra salvación”, recordó el prelado.
“En el texto de la pasión, se nos dice que los que asistían a la crucifixión de Jesús se burlaban de él y le invitaban a bajar de la cruz. Pero su verdadero rebajamiento había sido ya la encarnación. Por consiguiente, el Señor asumió la suerte humana y ahora aceptaba la muerte humana. En ninguna de las dos decisiones quedó disminuida su divinidad. En el Señor crucificado se nos revela hoy la plenitud del amor de Dios, que entrega a su Hijo a través de una muerte gloriosa”, dijo en su homilía.
Monseñor pidió contemplar a Jesús, quien “se compadece de nosotros y de nuestros sufrimientos, porque él mismo pasó por el sufrimiento (…) damos gracias a Jesús por haberse humillado y hecho obediente hasta la muerte y una muerte de cruz”.
En su reflexión, pidió dirigir “una mirada compasiva a este mundo que pretende retirar la imagen y la presencia del Crucificado, como si de ella viniera una maldición y no una bendición”.
“Ante la cruz de Jesús -cuyo signo hoy adoramos reverentes- recordamos también a tantos hermanos nuestros que se ven obligados a cargar con las cruces más pesadas, y que también son condenados a muerte por causas injustas, incluso por el solo hecho de ser cristianos”, destacó.
El Obispo de Ciudad Quesada recordó que en este Viernes Santo se ofrece nuestra ayuda económica para los hermanos que, en medio de tantas dificultades, viven y mantienen su fe en diversos lugares de Tierra Santa. “Este año lo haremos especialmente por las víctimas de los terremotos en Turquía y Siria”, añadió.
La Adoración de la Cruz es uno de los momentos principales de la celebración de este Viernes Santo.
Tras la celebración en el templo, las calles de Ciudad Quesada se llenaron de fieles que participaron de la procesión del Santo Entierro, y que, tras un recorrido que se extendió hasta los Tribunales de Justicia, se retornó al atrio de la Catedral, en actitud de silencio y reflexión.